sábado, 18 de abril de 2015

Bonastre, el lujo discreto.

Por José Luis Maseda.
 



 Existe un refrán francés que dice “beaucoup de bruit pour rien” (nuestro mucho ruido y pocas nueces), y me ha venido a la cabeza pero más que nada por antagonismo, porque estaría completamente fuera de contexto en la estrategia de la firma de la que te voy a hablar hoy.

Bonastre es una exquisita marca de marroquinería de alta gama que está, afortunadamente, siguiendo una trayectoria profesional como si de una inteligente trama ninja se tratase: atacando desde la sombra.

Si quieres descubrir un poco más, solo tienes que seguir leyendo.

 

 

Lejos de un marketing extremo, las piezas que crea el diseñador Fernando Bonastre para su firma homónima, han alcanzado ese nivel de objeto de deseo gracias a pequeñas acciones, a la calidad de su trabajo y al boca a boca de sus clientes.

Español nacido en Santander y establecido en París desde hace años, Bonastre se prepara en su país de origen con estudios de moda y un máster de marketing enfocado al lujo que hacen que termine llegando a la capital francesa desde la que te escribo, y donde consigue mejorar su preparación profesional trabajando con Christian Lacroix primero y Claude Montana después.

Con el tiempo, y ante la perspectiva de convertirse en el director artístico de una firma de moda femenina neoyorkina, se le ocurre la idea de crear su propia marca, dedicada en exclusiva a la marroquinería para hombre al principio, y también para mujer desde hace no mucho tiempo.

 




Unas cuantas ferias internacionales (Asia en general y Japón en particular son adeptos a sus colecciones) y unos cuantos puntos de venta parisinos selectos más tarde (le Bon Marché, Galeries Lafayette ou l’Éclaireur, por ejemplo), Fernando decide instalarse con su propia tienda de estilo elegante y depurado en el Haut Marais, zona del céntrico y elitista barrio parisino del Marais, pero alejada del turismo en masa y más cercana a las galerías de arte y a los vecinos trendy.

 


Acertada decisión que le ha llevado por un lado a disparar sus ventas (tanto a particulares como a compradores profesionales tales como Peter Hermann en Nueva York, o Luisa Via Roma online por ejemplo), como por otro lado a que su tienda figure entre la exclusiva lista de suntuosas visitas que incluyó el grupo LVMH en su guía de la ciudad, escrita por el arquitecto Frank Gehry, y que este mismo grupo le esté haciendo ojitos para que forme parte de sus divinos tesoros.

 

A pesar de todos estos pasos de gigante para una empresa que es relativamente joven, Fernando sigue manteniendo inalterable su personalidad de alguien discreto y sencillo, de contagioso buen humor y con una admirable filosofía relativa al respeto hacia el medio ambiente.

 
 


Principios que se reflejan en su manera de trabajar puesto que además de la pureza de las líneas, la naturalidad de la gama de colores y la prácticamente total ausencia de logos, los materiales utilizados (piel y algodones) son trabajados de una manera artesanal en Ubrique (España) y tratados sin productos químicos contaminantes, a través de un proceso a base de productos naturales (entre ellos el aceite de oliva) lo que bautiza esa piel con un paradójico adjetivo de “cuero vegetal”.

 
 

El apellido que a su vez le sirve de marca se podría traducir de una manera poética y muy significativa en francés como “buen astro” o “buena estrella”. Sobra decir que cuando las cosas están bien hechas, se realizan con pasión y tus pasiones se cumplen, las cosas buenas se acumulan a tu puerta. Así, da gusto.

 

2 comentarios:

Cheska dijo...

Que maravilla y con sello español pirata, no podía ser mejor!!

Bss

Maite dijo...

Sin logos como me gusta a mi, la cartera en gris y cuero es fantástica!