lunes, 20 de abril de 2015

El lujo iconoclasta

Por Pablo Paniagua
Cada vez que veía a Mayte con su anillo de esposas siempre le decía lo mismo. "Qué bonito tu anillo. ¿De dónde es?". Mi memoria de pez y un nombre poco corriente hacían que no retuviera la información pero si la imagen. El pasado martes tuve la oportunidad de conocer y memorizar el nombre para siempre jamás del creador de esas esposas que me gustaban tanto: Dinh Van, el joyero iconoclasta como él mismo se define, es el padre de esta pieza que siempre me ha llamado la atención. Creador de una marca con una historia pasada, presente y futura de lo más interesante. 

¿Me acompañas a conocer a este maravilloso joyero? Sigue leyendo y no pierdas detalle.

Jean Dinh Van nace en 1927, con ascendencia vietnamita y bretona. Aunque de niño soñaba con ser marino la influencia de su padre, artesano lacador de Cartier, hace que tras terminar sus estudios de Bellas Artes en París pasara a formar parte de la mítica casa de joyería francesa y aprender el oficio de artesano joyero. Aquí comienza su eterna historia de amor con el metal. En los años que pasa en la casa adquiere una visión muy personal en lo que a lujo y belleza se refiere. 
Corría el año 1965 cuando el joven Jean Dinh Van, cansado de crear flores y panteras para la aristocracia y realeza, siente la necesidad de llevar el mundo de la joyería a la calle.  ¿Por qué no hacer joyas para llevar y no sólo para ser miradas? Una joyería personal, fresca y perfecta para cualquier momento del día. Con una visión optimista del mundo que le rodea, haciendo uso de los recuerdos de su vida y de los objetos cotidianos que forman parte del día a día. Alma creativa e inquieta el artista se interesa por todo lo que está surgiendo: el prêt-à-porter de Paco Rabanne y Pierre Cardin, los muebles de Knoll o la publicidad de Marcel Bleustein-Blanchet. Con semejantes influencias y compañías, Dinh aspira a una mayor modernidad y quiere sacar las joyas de los exclusivos límites del preciosismo y ambiciona crear hoyas para el día a día. 
La propuesta que hace es un lujo íntimo y espiritual, lo que supone una profunda renovación del hermético mundo de la Joyería Francesa. La ruptura llega cuando empieza crear joyas depuradas y sencillas. Las formas cuadradas y geométricas, el metal martilleado o la dualidad material entre lo "vacío" y lo "lleno" se convierten en los emblemas de sus colecciones. Estos principios hacen que la joya mute dependiendo de quién la lleve, ya que se ve distinta sobre el fondo en el que descansa. 
En poco tiempo supo imponer un estilo característico e identificable entre todos los demás. Dinh Van es una mezcla de poesía, formas depuradas, estilizadas, dotadas de un equilibrio perfecto. La sencillez de una creación inspirada en el mundo real que nos rodea.  Van comenzó a diseñar colecciones que se convertirían en éxitos e hitos de la joyería, como Menottes. ¿Qué pasa si ahora os digo que las esposas no son esposas? 

El concepto del cierre de "esposas" nació de un llavero en el año 1976. En busca de una joya sencilla y cómoda a la hora de llevarla, juega con el concepto del "llavero esposas", tan sencillo como dos anillas que se pueden unir entre sí al enlazarlas por la abertura de cada una de ellas para poder tener la libertad de separar los juegos de llaves que puedas necesitar en cada momento. Tras el éxito de este cierre nacío una de las líneas más identificables de la casa, siendo hoy en día uno de sus best-seller.
Tras esta colección nacen líneas que se han convertido en atemporales para la casa: Cible, Pi Chinois, Maillon, Seventies...
Es de admirar que en los cincuenta años que cumple la marca en este 2015, Dinh Van y todo su equipo hayan conseguido el posicionamiento y reconocimiento de una de las industrias más cerradas y difíciles para entrar y quedarse. Esperemos que vengan muchos más éxitos y que los objetos cotidianos que nos rodean pasen a convertirse en joyas tan personales y especiales como las que ya forman parte de la historia de la joyería. Porque hay veces que hay que remar en contra del viento y hacer algo diferente, ¿las reglas no están para romperlas?

1 comentario:

Maite dijo...

A partir de ahora memorizo también su nombre!